La pandemia del COVID-19 ya es prácticamente un recuerdo lejano, pero desde que el trabajo a distancia se ha convertido en una realidad, muchos de nosotros estamos luchando contra los kilos de más que siguen apareciendo.
Aunque a la mayoría de nosotros nos gusta trabajar desde casa (¡yo lo hago!), puede que sea el sorprendente culpable de ese aumento de peso no deseado.
Estoy aquí para ayudarte a entender por qué ocurre esto y, lo que es más importante, cómo solucionarlo.
Entremos en materia.
Unas palabras antes
Antes de entrar en las sorprendentes razones por las que tu oficina en casa puede estar haciéndote engordar, veamos algunas de las más comunes.
En primer lugar, puede que estés demasiado cerca de la cocina (sobre todo si vives en una casa pequeña). Estar demasiado cerca de la cocina, o tal vez incluso trabajar en ella, probablemente signifique picar con más frecuencia (y a menudo de forma totalmente desapercibida), lo que puede provocar un enorme aumento de calorías con el tiempo.
En segundo lugar, cuando trabajas desde casa, probablemente no eres tan activo como lo serías si trabajaras en la oficina. Ya no te desplazas ni te levantas de vez en cuando para charlar con los compañeros, lo que significa que pasas menos tiempo moviéndote.
Comer por estrés es otro factor, ya que la difusa línea que separa el trabajo de la vida personal puede aumentar el estrés (y perjudicar la calidad del sueño), lo que a menudo lleva a comer por comodidad.
Si no has dedicado tiempo a crear un entorno de trabajo saludable, una mala postura en el escritorio de casa puede ralentizar el metabolismo al reducir el flujo de oxígeno y dificultar también la quema de calorías.
Por último, si no eres una persona muy disciplinada, la falta de una rutina diaria estructurada típica de un entorno de oficina puede alterar los hábitos alimentarios saludables y regulares, contribuyendo al aumento de peso.
Ahora que ya nos hemos quitado de encima las razones más comunes, veamos algunas cosas sorprendentes por las que podrías estar ganando peso cuando trabajas desde casa.
Comes demasiado rápido
La primera razón sorprendente por la que podrías estar ganando peso cuando trabajas desde casa es que probablemente estás devorando tus comidas demasiado rápido.
Sé que estás ocupado, que tienes un millón de cosas que hacer y que sólo tienes media hora para comer (o quizás no hagas ninguna pausa para comer), pero comer demasiado rápido puede llevarte a comer en exceso y a ganar peso con el tiempo.
¿Por qué? El cerebro tarda unos 20 minutos en avisar de que se está saciando. Por lo tanto, cuando comes demasiado deprisa, tu cuerpo no tiene tiempo de decirte que ya ha comido suficiente.
Cómo solucionarlo
Intenta reservar un tiempo específico para tus comidas y tentempiés. Durante ese tiempo, concéntrate sólo en comer. Disfruta del sabor, la textura y el aroma de la comida y mastica despacio.
Comer con atención no sólo ayuda a reducir la velocidad y a comer menos, sino que también hace que las comidas sean más agradables.
Te olvidas de beber agua
He aquí otro culpable inesperado: la deshidratación.
Cuando estamos completamente absortos en nuestro trabajo, es muy fácil olvidarse de hidratarse. A mí me pasaba mucho, y me sigue pasando, aunque he mejorado mucho a la hora de tener agua fresca en la oficina.
Pero, ¿sabías que la deshidratación puede hacerte confundir la sed con el hambre? Sí, es cierto.
Cuando nuestro cuerpo tiene sed, puede enviar señales que interpretamos como hambre, lo que nos lleva a picar más de lo necesario y, en última instancia, a aumentar nuestra ingesta de calorías.
Cómo solucionarlo
Para solucionar este problema, debes hacer de la hidratación una prioridad. Ten una botella de agua en tu escritorio y acostúmbrate a beber sorbos a lo largo del día. Incluso puedes programar recordatorios en tu teléfono para beber agua cada hora.
Esto no sólo te ayuda a mantener bajo control las señales de hambre, sino que también te mantiene fresco y con energía durante todo el día. Y recuerda, la hidratación no es sólo agua: ¡las frutas y verduras con alto contenido en agua también pueden ayudar!
Comes a horas aleatorias
Cuando trabajas desde casa, es fácil perder de vista los horarios de las comidas y picar cuando te apetece. Yo soy culpable de esto muchas veces, y es una de esas cosas en las que todavía tengo que trabajar.
Además, si eres como yo, probablemente intentas hacer más cosas a lo largo del día (¡hola, la colada y mi casa desordenada!), lo que te deja siempre ocupado y con prisas.
Sin embargo, las investigaciones demuestran que los patrones irregulares de alimentación pueden alterar las señales de hambre y saciedad del cuerpo, lo que lleva a un aumento de la ingesta de calorías y al aumento de peso.
Cómo solucionarlo
La única forma de combatir este problema es establecer horarios regulares para las comidas: acostúmbrese a comer a la misma hora todos los días.
Mantener un horario regular de comidas ayuda a regular las señales de hambre del cuerpo y evita picar sin sentido entre horas. Además, planificar las comidas con antelación puede ayudarte a elegir alimentos más sanos y a controlar el tamaño de las raciones.
Almuerza delante del televisor
Hablemos ahora de un hábito común del que muchos somos culpables: comer delante del televisor.
Aunque pueda parecer inofensivo y una buena forma de desahogarse entre las tareas del trabajo, las investigaciones demuestran que comer distraído puede aumentar el consumo de alimentos.
Cuando estamos absortos en un programa o una película, tendemos a comer más de lo que nos damos cuenta, lo que nos lleva a comer en exceso y al consiguiente aumento de peso.
Cómo solucionarlo
¿Cómo combatirlo? Fácil: haz de la hora de comer un acontecimiento exclusivo. Cuando llegue la hora de comer, NO enciendas la televisión, aléjate del ordenador y asegúrate de dejar el teléfono a un lado.
Concéntrate en la comida, saboreando cada bocado. Esto te ayudará a controlar la cantidad de comida que ingieres y también mejorará tu experiencia al comer. Y, oye, ¡puede que incluso disfrutes más de la comida sin distracciones!
Bebes demasiado café
Otro hábito aparentemente inofensivo que puede contribuir sigilosamente al aumento de peso es el consumo excesivo de café.
Muchos de nosotros dependemos del café para mantenernos alerta durante la jornada laboral, y prepararse otra taza es muy fácil cuando tu casa es tu oficina.
Pero si usted es como la mayoría de nosotros, prefiere el café cremoso y dulce. Por desgracia, aunque el café solo prácticamente no tiene calorías, añadir azúcar, nata o siropes aromatizados puede aumentar considerablemente su contenido calórico.
Además, la cafeína puede estimular el apetito, haciendo que sea más probable que busques un tentempié.
Cómo solucionarlo
¿Cuál es la solución? Debes moderar el consumo de café. Intenta limitarte a una o dos tazas al día y reduce gradualmente la cantidad de azúcar y nata que añades.
También puedes plantearte cambiar a infusiones, que pueden ser igual de reconfortantes pero contienen menos calorías.